– Jean-François Ott, uno de los principales promotores inmobiliarios de Europa Central y Oriental, y activo desarrollador de proyectos sustentables, se enfrentará con la cementera francesa para hacer efectiva la compra de 22.000 hectáreas de bosque nativo en el sur de Chile.
– Su proyecto considera la preservación forestal por medio de una gestión sustentable, la generación de bonos de carbono y la producción de energía renovable de biomasa y chips.
El empresario europeo Jean-François Ott, uno de los principales promotores inmobiliarios de Europa Central y Oriental y un activo desarrollador de proyectos sustentables, encontró una importante oportunidad en el mercado chileno y no está dispuesto a perderla.
Se trata de un proyecto de desarrollo sustentable de bosque nativo en el sur del país -Región de Los Ríos-, que demandaría una inversión en torno a los US$13 millones. Esto considera los recursos necesarios para comprar una propiedad de 22.000 hectáreas a la cementera Lafarge y su posterior manejo y desarrollo. El plan del empresario francés incluye preservar y desarrollar los bosques por medio de una gestión sustentable, la generación de bonos de carbono y la producción de energías renovables de biomasa y chips. Esto, en un país con evidentes necesidades energéticas y de manejo sustentable de sus recursos naturales.
Por otra parte, Ott&Co. -el holding de inversiones a través del cual Jean-François Ott firmó el contrato con la cementera francesa- se comprometía a realizar una tala anual de sólo el 2% del bosque, replantando inmediatamente lo que se cortaría, de manera que cada 50 años el bosque fuese el mismo. Así, el proyecto comprendía un eficaz plan de negocios que ofrecía a los inversionistas un retorno “perpetuo” al mismo tiempo que aportaría a la preservación de los bosques nativos en Chile.
Hoy, la iniciativa está en riesgo porque Lafarge inició un proceso de arbitraje en contra de Urso Verde, subsidiaria chilena de Ott&Co. El objetivo de esta acción es hacer efectiva la garantía de US$825 mil estipulada en el convenio suscrito entre ambos en mayo de 2008.
Éste sostenía que de no materializarse la compra dentro de un plazo estipulado, que según Lafarge era septiembre de 2008, se podría hacer efectivo el depósito mediante un proceso arbitral.
“Le hemos propuesto a Lafarge en repetidas oportunidades la búsqueda de una solución alternativa, considerando la terrible crisis financiera, pero nos hemos encontrado con una gran compañía, cuya operación chilena ahora ha sido oficialmente vendida, sin ninguna disposición a tener un diálogo constructivo. Esta crisis es una ‘fuerza mayor’, equivalente a una guerra o a un desastre natural, que ha afectado los mercados financieros a nivel mundial y también los negocios. Si no fuera así, ¿cómo se explica que bancos y empresas de todo el mundo estén siendo rescatadas por sus gobiernos?”, señaló Ott.
El empresario francés insistió en que su intención es sentarse a conversar con Lafarge para buscar una solución alternativa razonable, lo que no ha sido posible hasta esta fecha. La propuesta de Ott&Co. es que la cementera les venda el 10% del bosque –que corresponde a un predio cercano a Valdivia y separado del núcleo que está ubicado al norte del lago Ranco- a cambio del dinero dejado en garantía, con una opción de comprar el resto.
“Estoy personalmente comprometido con este proyecto. No pido que se nos devuelva el dinero, sino que queremos una oportunidad para administrar sustentablemente este bosque chileno, así como lo hemos hecho con otros proyectos de energías renovables”, agregó Jean-François Ott.
Los antecedentes dan cuenta del compromiso que tiene este empresario con el medioambiente. Su experiencia en temas sustentables es muy amplia: creación de parques eólicos, inversiones en energía solar y sistemas de purificación de agua, entre otros.
De hecho, en su negocio más importante, que es el inmobiliario, Ott también ha impreso un sello sustentable. Tiene un record en la plantación de árboles que comenzó con su primer proyecto inmobiliario en 1993. A diferencia de París, las aceras de Praga no habían sido cuidadas durante 40 años, desde la Segunda Guerra Mundial, y muchos árboles habían muerto o no estaban. Fue así como comenzaron a plantar árboles delante de cada uno de sus edificios renovados y en sus jardines, y más tarde crearon su propio vivero, el que hoy tiene más de 3 mil árboles creciendo, en espera de ser ubicados en sus próximos proyectos.
Fuente: Glenda Merino Matus Extend Comunicacione