* Por primera vez en varias décadas, la comunidad Huenu Mapu realizó el primer encuentro de palin, en el territorio de Rukatayo Alto, en Río Bueno, marcando un importante avance en la reconstrucción de la memoria histórica del lofmapu.
En 1965 fue la última vez que el palin -juego ancestral del pueblo mapuche- se jugó en el sector de Rukatayo alto. La introducción del balón de fútbol alejó definitivamente a los adultos y más pequeños de sus tradiciones, que hoy reviven gracias a un proyecto financiado por el componente de identidad cultural del Programa Orígenes de Conadi. Así lo dio a conocer el coordinador regional de dicha iniciativa, Ephraim Alarcón.
Joel Caiguan Flores, presidente de la comunidad indígena Huenu Mapu -de Rucatayo Alto- señaló que este juego era frecuente en las primeras generaciones que llegaron a Río Bueno: “En 1965, mi abuelo llegó a Rucatayo Alto, migrando desde San Juan de la Costa. En aquél entonces los niños que llegaron con el primer grupo familiar jugaban habitualmente palin, pero después de un tiempo, eso se perdió”.
“
A los niños se les enseñó a jugar fútbol. Dicen que alguien les dio de regalo un balón y de ahí comenzaron a abandonar nuestro juego ancestral, hasta el día de hoy, que se jugó nuevamente”, comenta Caiguan con entusiasmo.
El dirigente mapuche indicó que este primer encuentro es muy significativo para la comunidad, ya que hubo un gran interés por parte de todos sus miembros por participar. «En este juego participaron -por igual- niños y adultos de nuestra comunidad. Tiene muchos significados para nosotros, estamos muy contentos por haber tomado la iniciativa de recuperar nuestro deporte, que antes se usaba no sólo como entretenimiento, ya que también era un mecanismo para solucionar disputas entre distintos territorios”, puntualizó.
Por su parte, Rigoberto Pailanca, presidente de la comunidad indígena Caupolicán de Boquian, señaló que todos están “muy contentos por la invitación que nos hizo llegar la comunidad Huenu Mapu. Nuestras comunidades tienen una buena relación y hoy estamos en el mismo proceso, de revitalizar nuestras tradiciones”.
El Palin
El Palin es un juego de bastón y bola originario del pueblo mapuche. Se juega en 2 equipos, de 10 a15 jugadores descalzos por lado, los que están provistos de unos bastones de madera curvos o “guiños” -que miden cerca de 1.20 metros de longitud y 3 centímetros de grosor- y de una bola de cuero duro de 5 centímetros de diámetro.
Al igual que en un partido de fútbol, el juego se divide en dos tiempos de 20 a 30 minutos cada uno, con 5 minutos de descanso y cambio de lado.
De acuerdo a las tradiciones, los participantes -antes de iniciar el juego- ofrecen una oración para que todo resulte de acuerdo a lo esperado. Por su parte, el anfitrión del encuentro demuestra la hospitalidad de la comunidad mediante un almuerzo que ofrece a los visitantes.
Antiguamente, el palin se jugaba de acuerdo a múltiples motivaciones, incluso era consultado como oráculo e importantes decisiones eran tomadas después de un partido. Posteriormente, de juego ritual evolucionó a juego guerrero, juego competitivo y recreativo, teniendo como eje fundamental la cosmovisión mapuche.
María Teresa Rivera Soto, prensa Orígenes
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* Después de 60 años, la comunidad Huenu Mapu realizó el primer encuentro de palin, en el territorio de Rukatayo Alto, en Río Bueno, marcando un importante avance en la reconstrucción de la memoria histórica del lofmapu.
En 1965 fue la última vez que el palin, juego ancestral del pueblo mapuche, se jugó en el sector de Rukatayo alto. La introducción del balón de fútbol alejó definitivamente a los adultos y más pequeños de sus tradiciones, que hoy reviven gracias a un proyecto financiado por el componente de identidad cultural del Programa Orígenes de Conadi. Así lo dio a conocer el coordinador regional de dicha iniciativa, Ephraim Alarcón.
Joel Caiguan Flores, presidente de la comunidad indígena Huenu Mapu -de Rucatayo Alto- señaló que este juego era frecuente en las primeras generaciones que llegaron a Río Bueno: “En 1965, mi abuelo llegó a Rucatayo Alto, migrando desde San Juan de la Costa. En aquél entonces los niños que llegaron con el primer grupo familiar jugaban habitualmente palin, pero después de un tiempo, eso se perdió”
“A los niños se les enseñó a jugar fútbol. Dicen que alguien les dio de regalo un balón y de ahí comenzaron a abandonar nuestro juego ancestral, hasta el día de hoy, que se jugó nuevamente”, comenta, entusiasmado, Caiguan Flores.
El dirigente mapuche indicó que este primer encuentro es muy significativo para la comunidad ya que hubo un gran interés por parte de todos sus miembros por participar. Al respecto, señaló que “en este juego participaron por igual niños y adultos de nuestra comunidad. Este primer juego tiene muchos significados para nosotros, estamos muy contentos por haber tomado la iniciativa de recuperar nuestro deporte, que antes se usaba no sólo como entretenimiento, ya que también era un mecanismo para solucionar disputas entre distintos territorios”.
Por su parte, Rigoberto Pailanca, presidente de la comunidad indígena Caupolicán de Boquian, señaló que todos están “muy contentos por la invitación que nos hizo llegar la comunidad Huenu Mapu. Nuestras comunidades tienen una buena relación y hoy estamos en el mismo proceso, de revitalizar nuestras tradiciones”.
El Palin
El Palin es un juego de bastón y bola originario del pueblo mapuche. Se juega en 2 equipos, de 10 a15 jugadores descalzos por lado, los que están provistos de unos bastones de madera curvos o “guiños” -que miden cerca de 1.20 metros de longitud y 3 centímetros de grosor- y de una bola de cuero duro de 5 centímetros de diámetro.
Al igual que en un partido de fútbol, el juego se divide en dos tiempos de 20 a 30 minutos cada uno, con 5 minutos de descanso y cambio de lado.
De acuerdo a las tradiciones, los participantes -antes de iniciar el juego- ofrecen una oración para que todo resulte de acuerdo a lo esperado. Por su parte, el anfitrión del encuentro demuestra la hospitalidad de la comunidad mediante un almuerzo que ofrece a los visitantes.
Antiguamente, el palin se jugaba de acuerdo a múltiples motivaciones, incluso era consultado como oráculo e importantes decisiones eran tomadas después de un partido. Posteriormente, de juego ritual evolucionó a juego guerrero, juego competitivo y recreativo, teniendo como eje fundamental la cosmovisión mapuche.
María Teresa Rivera Soto