Informe de CINDA y Universia.
De acuerdo a un estudio editado y coordinado por Bernabé Santelices de la Universidad Católica, “la magnitud de la brecha causa alarma y preocupación”. Aunque la investigación reconoce un aumento en inversión durante la década 1998-2007, se estima que dicho incremento aún es insuficiente.
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La brecha del desarrollo científico tecnológico (C&T) entre Iberoamérica y EE.UU. Asia y la Unión Europea causa alarma y preocupación. Así lo concluye el académico Bernabé Santelices en su último y reciente estudio editado y coordinado para CINDA y Universia sobre el rol de las Universidades en el tema. El informe presenta que en América Latina y El Caribe, que incluye Chile, existe una inversión de 2.9 por ciento en el ámbito C&T, en tanto que EE.UU. alcanza un 34.7 por ciento, la Unión Europea un 22.9 por ciento y Asia un 32.7 por ciento. Asimismo, el número de graduados por año es de 12 mil en Iberoamérica ante los 50 mil de E.UU., 100 mil de la UE y 10 mil pertenecientes sólo a Japón.
Este informe final 2010, que se lanzará oficialmente en 2011, incluyendo todas las opiniones y comentarios posteriores, permitió la participación de 22 países iberoamericanos, entre ellos Chile. Las mesas de trabajo estuvieron integradas por 15 a 20 personas, entre académicos, empresarios, autoridades de Gobierno y autoridades universitarias. Entre los primeras tendencias recogidas en el estudio destaca que aunque la inversión en C&T en Iberoamérica se incrementó en un 150 por ciento en una década, todavía se estima que es insuficiente. Por lo tanto, se requiere seguir invirtiendo, orientando los recursos y calibrando las expectativas de desarrollo.
Según la directora ejecutiva de CINDA, María José Lemaitre, “este libro forma parte de un esfuerzo mayor por elaborar informes periódicos sobre la educación superior en Iberoamérica. El primero, publicado en 2007 y que abordó la educación superior en general, estructuró las bases del actual: “El rol de las universidades en el desarrollo científico y tecnológico”, que se difundirá públicamente en 2011”.
Los resultados del estudio sugieren la necesidad de reforzar las actividades de este tipo de Universidades, renovando e incrementando el número de investigadores, aumentando y diversificando los programas de formación de capital humano avanzado y reforzando sus relaciones con la industria, especialmente con el tipo de empresas intensivas en el uso de conocimiento. Dependiendo del grado de desarrollo de la investigación científico-tecnológica en un determinado país, las universidades pueden ser puntos críticos de concentración de recursos humanos dedicados a la investigación.
Indica también que “en países y regiones en que otras instituciones (por ejemplo, empresas, institutos estatales) también cumplen funciones de creación de conocimiento, el rol de las universidades como reservas de recursos humanos puede ser menos exclusivas, pero en general en países del Tercer Mundo, como muchos de los países de Iberoamérica, las universidades que realizan investigación son los puntos en los que una nación concentran la capacidad de crear conocimiento”.
“Estos núcleos de investigadores, científicos y tecnólogos, también albergan la capacidad de incorporar al país el conocimiento desarrollado en otras partes del mundo e incorporarlo en la educación superior. Mientras más pequeño y menos diversificado sea este núcleo de investigadores, menores serán las oportunidades de dicho país o región de desarrollarse a través de la incorporación de conocimiento”.
Y afirma: “Mientras otras instituciones nacionales, tales como institutos estatales o industrias, pueden desarrollar sus propios grupos de investigación, incrementando la abundancia total de investigadores, la formación de nuevas generaciones de recursos humanos es una responsabilidad exclusiva de las universidades”.
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Annabella Pérez Compagnon