Largos y tormentosos han sido estos últimos cuatro años para Jorge Uribe Gaete, un padre como cualquiera en la ciudad, pero que lleva a cuestas una pena que no ha podido mitigar: ha pasado un año y medio sin poder ver a su hijo y cuatro de constante lucha para revertir un proceso que hasta ahora le ha sido adverso.
Todo comenzó cuando él y su esposa se dieron el “adiós” definitivo, se separaron como matrimonio y su pequeño hijo de ahora 7 años, quedó a cargo de su ex esposa. El problema radica en que, según Jorge, su otrora mujer inmediatamente se mudó lejos de nuestra comuna, comenzando con esto su calvario.
“Me ha sido casi imposible ver a mi hijo desde que mi ex señora se fue a vivir a Santiago, ha estado cambiándose constantemente de domicilio, por lo que ha sido muy complicado ubicarlos, pese a poner reiteradas constancias en carabineros y ante el Magistrado, avisándoles de lo sucedido. Como padre tengo derecho a verlo, así está estipulado, pero ella no quiere que lo haga. No entiendo que pasa con la justicia; cuando un padre no cancela a tiempo las pensiones correspondientes, es inmediatamente requerido por la justicia, pero si una madre le niega el derecho de visita a su hijo, la justicia mira para otro lado. No es parejo”.
Constantes traslados
De la misma manera, Jorge asegura que durante este verano tuvo una espléndida oportunidad para revertir en parte la situación cuando la madre del menor, llegó a quedarse por 21 días de vacaciones aquí en la ciudad junto a su hijo. Situación que finalmente que no se dio ni prosperó, pues no se dieron las condiciones necesarias para poder encontrarse con el pequeño, pues la madre del niño no quiso que esto ocurriese.
¿Qué es lo que más le duele de todo esto?
“Primero el no poder desde hace un año y medio ver a mi hijo, por supuesto; lo otro, es comprobar que la justicia se ensaña con nosotros lo padres. Tenemos muy pocas oportunidades de pelear la tuición y son muy pocos los derechos que la ley nos concede. Por último está el tema de su casi imposible ubicación. Cuando se establece en una ciudad y es posible hallarla, hace todo lo necesario por estar cambiando de domicilio, a fin de que no pueda reunirme con mi hijo. La justicia no ve esa parte. Ahora recientemente se mudó a la ciudad de La Serena, un lugar que me va a ser muy complicado de visitar; entre ir y volver, me va a costar 360 mil pesos por lo bajo, algo que mi situación no me lo permite”.
¿Has tomado la determinación de llegar hasta la Corte de Apelaciones de Valdivia, para obtener la tuición del menor?
“No sé qué pensar de los magistrados. Tengo que seguir pagando a abogados para llevar a cabo lo que para mí es justo. Ella no se preocupa por cumplir, pero si yo me demoro un día sin pagar, me tienen en reclusión nocturna. Es algo que encuentro ilógico”.
¿Qué esperas de la justicia en La Unión?
“Que no hagan oídos sordos sólo porque soy el papá. Los padres también tenemos derecho a ver a nuestros hijos, a pesar de que un proceso judicial nos separó. Es entendible que la justicia siempre favorezca a las madres, pero los papás también tenemos sentimientos”, concluyó.