Una desgarradora y trágica denuncia es la que está llevando a cabo Liz Tejeda Orrego de 38 años, quien el sábado recién pasado, perdió a su esposo, tras una repentina y dolorosa experiencia que tuvo su lamentable fin, en el hospital Juan Morey de nuestra ciudad.
Tras esta acusación, Liz responsabiliza al médico de turno que atendió a su esposo y al servicio de ambulancia del mismo -el cual aduce- no se presentó en ninguna de las dos ocasiones en que lo solicitaron.
Todo comenzó cuando su esposo, Erwin Neftalí Burgos Lara de 49 años, volvió de su trabajo en el que se desempeñaba como guardia en la estación de ferrocarriles, pasadas las 00:00 horas del día sábado. Según Liz, “esa noche cenó normalmente y me ayudó a vestir, ya que dependo físicamente de él; jugó un rato con nuestro hijo menor, el cual sólo tiene 6 años, para luego irse a la cama a descansar”.
“Momentos después de haberse acostado, se despertó con un fuerte dolor en la cadera, el cual con el correr de los minutos, no disminuyó, quedándose finalmente recostado en la cama con sus dolores. Al no poder hacer nada, procedí a llamar a mi hija y al mismo tiempo que lo hacía, a la ambulancia. Transcurrido un periodo a la espera del servicio, éste no llegó, por lo que decidimos trasladarlo por nuestros propios medios -ya que el dolor de él era insostenible- hasta el centro asistencial”.
“Desde el taxi decidimos avisar vía telefónica al hospital, que preparasen una camilla, pues veníamos con una persona que probablemente, presentaba un ataque al corazón. Cuando llegamos a urgencia, fue una silla de ruedas -y no una camilla- la que recibió a mi esposo”.
“Una vez ingresado al hospital, es pasado a ser atendido por el doctor que se encontraba de turno: Daniel Guttmann Lagos. En ese momento, comenzó realizándole los exámenes básicos de rigor, entre los que se encontraban dos cardiogramas, los cuales fueron enviados a Santiago y los que tuvieron un intertanto de 40 minutos entre ellos aproximadamente”.
Según Liz Tejeda, ambos exámenes enviados a la capital, resultaron buenos, por lo que aparentemente, todo indicaba ser un cálculo renal según palabras del Médico.
Ante esta situación, la señora Tejeda aseguró que el doctor le proveyó una serie de medicamentos que le ayudarían a sostener el dolor que causaban los cálculos renales. Lamentablemente y según su esposa, Erwin Burgos igualmente sufrió durante las tres horas que estuvo en el centro asistencial.
Luego de esto, es despachado a su domicilio con una prescripción de analgésicos para el dolor. Por lo mismo, es trasladado a su domicilio, donde es vestido y aseado por su esposa e hijos, para volver a acostarlo; pero en un momento dado, Erwin decidió ir solo al baño y es en el trayecto a él, donde prácticamente se derrumbó de dolor, “encogiéndosele su costado derecho, cayendo al piso”, aseguró su esposa.
“Volvimos a llamar a la ambulancia explicándole lo sucedido y el diagnóstico del doctor, ante lo que el personal que nos atendió en ese momento, nos respondió que no era necesaria su presencia ante una situación como ésta y que lo mejor era que lo trasladásemos por nuestra cuenta, siendo ya aproximadamente, las cinco de la mañana”.
Una vez en el interior del taxi que debieron tomar, el esposo de Liz comenzó a gritar y sufrir por los dolores a los que ya no podía controlar, comenzando a echar espuma por la boca. Según el testimonio de su cuñada, “nunca había escuchado gritos tan fuertes en mi vida”.
Ya en el hospital, no pudieron contactarse con personal del centro asistencial, por lo que no lograron conseguir una camilla para el traslado del enfermo, por “lo que con mis propias manos saqué una camilla. Lamentablemente el doctor en aquél instante, no se encontraba en su puesto de trabajo, por lo que debimos esperarlo unos momentos hasta que apareciera”.
Una vez que el doctor llegó a atenderlo, fue imposible salvarlo, según palabras del médico, ante lo que su cuñada aludió en su desesperación, el por qué anteriormente lo habían dado de alta “si ya había tenido un paro respiratorio. Tendría que haberlo dejado en observación”, ante lo que el médico respondió que el enfermo le había manifestado que se encontraba “bien”.
Negligencia
Luego de este penoso relato, la familia de Erwin estaría alegando negligencia por parte del doctor Guttmann, el médico que los atendió y que decidió “liberar” al paciente, dejando que volviera a su domicilio, sin haber prevenido esta catástrofe para la familia, dejándolo bajo observación o trasladándolo a un lugar donde recibiera una atención mayor; eso sin contar con el servicio de ambulancia, el cual no acudió en ninguna de las oportunidades en las que se le solicitó su servicio.
Liz recuerda haber hablado con el médico en cuestión luego de la muerte de su marido y haberle reprochado la acción de haberlo dejado volverse a su domicilio, cuando bien “podría haberlo derivado al servicio en la ciudad de Valdivia”.
Contraparte
Respecto a este hecho, la Directora del centro asistencial, Carolina Díaz, aseguró que aún no han recibido una queja formal por parte de la familia, por lo sucedido, pero que en cualquier caso, tras una denuncia de este tipo, se debe primeramente comenzar por una investigación administrativa, “por lo que estamos a la espera de tener los datos completos de esta denuncia, para así comenzar con el proceso”.