Inquietante es la realidad observada respecto del índice de diabetes o de azúcar en la sangre debido a su exponencial incremento a nivel mundial, principalmente en los países en desarrollo y en los más pobres, siendo fundamental la adopción de nuevos hábitos de largo plazo que promuevan la alimentación sana, actividad física, control de salud y autocuidado para retardar la aparición de complicaciones asociadas como ceguera, amputación de extremidades, afecciones a la piel, neuropatías, trastornos digestivos y enfermedad coronaria, entre otros.
De acuerdo con los indicadores consignados en la Encuesta Nacional de Salud, dicha patología afectaba a un 6.3% de la población al año 2003, elevándose a un 9,4% el 2009, es decir, experimentó un aumento del 50% y de estos sólo un 80% conoce su condición de diabético, existiendo un 20% que no lo sabe. Del 80% que declara ser diabético, sólo un 50% está en tratamiento pero de ellos apenas un 34% está en un buen tratamiento, esto es, con buenos niveles de glicemia, en control médico periódico, toman regularmente los medicamentos recetados, no consumen alcohol ni fuman, no son sedentarios y han adoptado una dieta saludable (ver cuadro adjunto).
La región de Los Ríos se ubica en la media nacional, alcanzando un 9,4% siendo la más alta la Araucanía con un 12,7% y la más baja Magallanes con un 5,1%. Cabe señalar que a nivel regional la población de origen ético, principalmente mapuche, es la más afectada, realidad que compartida con la población de ascendencia afroamericana, indioamericana, asiática y de las Islas del Pacífico.
Respecto de la prevalencia de diabetes por sexo, se observa algo superior en mujeres; sin embargo, esta diferencia no alcanza significación estadística, destacando que la mujer es más controlada médicamente durante su etapa fértil, mientras que el hombre recién se somete a control pasados los 50 años cuando presenta problemas a la próstata.
Por otra parte, la localización geográfica y edad tampoco son factores determinantes en la diabetes, siendo importante señalar que a medida que los pacientes envejecen aumenta su nivel de glicemia. El nivel educacional tiene una incidencia relativa, dado que es más recurrente observar diabetes en personas con baja escolaridad por cuanto es menor su conocimiento respecto de hábitos alimenticios saludables y estilo de vida adecuado.
SINTOMATOLOGÍA Y TRATAMIENTO
Existen dos tipos de diabetes. La diabetes tipo 1 se presenta cuando el cuerpo no produce nada de insulina. En la diabetes tipo 2 el cuerpo no produce suficiente insulina, o las células no reconocen la insulina. Casi el 95% de las personas diagnosticadas padece diabetes tipo 2.
La diabetes es una enfermedad silenciosa y hereditaria, caracterizándose por ser muy agresiva pues compromete todos los órganos debido a que daña los vasos sanguíneos. De acuerdo con el médico nefrólogo del Hospital Base Valdivia, doctor Leopoldo Ardiles, en la gran mayoría de los casos “las personas viven con la diabetes durante años antes de presentar síntomas, sin embargo es frecuente que al momento de diagnosticarse ya exista daño a la vista, riñones, enfermedad coronaria, encías o nervios periféricos.”
Y agrega que “la diabetes no tiene cura, por lo que es fundamental prestar atención a síntomas tales como sed y hambre extrema; deseos de orinar con frecuencia sobre todo de noche; llagas o moretones que se curan lentamente; piel seca y con comezón; pérdida de peso inexplicable; visión borrosa; cansancio o somnolencia inusual, caída de párpados; hormigueo, adormecimiento o pérdida de sensibilidad en manos o pies; infecciones frecuentes o recurrentes en la piel, encías, vejiga o infecciones vaginales por hongos.”
Según el doctor Ardiles, “la gente ha escuchado o sabe bastante y consulta sobre esta enfermedad, pero aún no es suficiente, hay que reforzar la educación y sobre todo la formación de hábitos de por vida, especialmente desde la más pequeña infancia para mantenerse saludable y disminuir el riesgo de las complicaciones pues la diabetes es irreversible,” explica.
En este sentido, el facultativo señala que “la Atención Primaria de Salud (APS) es fundamental en el seguimiento de los pacientes por cuanto tienen un registro bastante actualizado que permite citarlos para controlarlos periódicamente.” No obstante, los esfuerzos médicos no son suficientes si la persona y su grupo familiar no se comprometen a hacer más actividad física todos los días, consumen más alimentos bajos en grasas y calorías limitando el tamaño de las porciones, evitan el tabaco y el alcohol, controlan su peso y presión arterial y se toman los medicamentos recetados por su médico. “Sólo con compromiso y voluntad se puede lograr una gran diferencia en la reducción o prevención del daño que la diabetes puede causar en el organismo. Tan pronto se sepa que se tiene diabetes, inmediatamente se debe optar por hábitos saludables para prolongar una sobre vida digna y lo más autovalente posible,” concluye Ardiles.
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Por Marcela Garrido Isla




