El año 2010, la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales realizó un proyecto de Extensión donde los niños y jóvenes con discapacidad visual de la Escuela Ann Sullivan de Valdivia, aprendieron a conocer el bosque nativo del sur de Chile a través del gusto, el tacto y el olfato.
Este año, la Facultad realizó una segunda parte del proyecto no sólo con los niños y jóvenes sino también con los adultos de la Escuela Ann Sullivan.
Los primeros aprendieron a conocer más el mundo natural, el agua, el bosque, el suelo, el aire y los desechos. “la idea del proyecto era que los niños pudieran tener contacto con la naturaleza. El mundo esta lleno de sonidos, de texturas, de olores y sabores y la idea era que con los sentidos que ellos tienen conocieran más del mundo natural”, afirmó Iván Díaz, Académico de la Facultad y Director del proyecto.
Los adultos, a través de talleres en el invernadero del colegio (construido gracias al proyecto anterior) se capacitaron en siembra, germinación de semillas, y cuidado y manejo de plantas ornamentales y arbóreas.
Además, ambos grupos aprendieron sobre separación de residuos para fomentar el reciclaje en la escuela. “En esta actividad cada uno representaba un tipo de basura y un niño iba recolectando y separando. Nosotros también participamos con los ojos vendados. Fue una actividad muy divertida y los niños aprendieron mucho”, relató Ricardo Moreno, Ingeniero Forestal y monitor de la actividad. En efecto, hoy en día la escuela implementó el sistema de separación de basura.
Durante cinco meses, los cinco monitores se reunieron con los estudiantes, en el Jardín San Francisco, en la Reserva Natural Urbana Angachilla, en el Centro de Acopio de residuos UACh en el Parque Urbano El Bosque o en la misma escuela para desarrollar esta actividad, que según la profesora María Cristina González enriqueció mucho a los estudiantes, “realmente aprendieron mucho y lo pasaron muy bien” señaló.
“En estas actividades aprendemos todos”, señaló la monitora Jana Rohrbach, y agregó que “es muy bonito ver como los niños y jóvenes descubren la naturaleza a través de otros sentidos que no son la vista”, afirmó.
El proyecto finalizó en diciembre con un concurso literario, donde los niños, jóvenes y adultos debían escribir un cuento, poema o crónica sobre la naturaleza o la experiencia del proyecto, el que posteriormente se convertirá en un libro.