Con éxito finalizó el taller de formación de monitores en buenas prácticas agrícolas para el uso de fitosanitarios, realizado en Valdivia, dirigido a fiscalizadores de las secretarías regionales ministeriales de Agricultura y de Salud, la Dirección del Trabajo y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de la Región de Los Ríos, todas instancias que tienen relación con el uso de plaguicidas para la protección de los cultivos agrícolas.
La actividad, de dos días de duración, fue coordinada por el Comité Regional de Plaguicidas e impartida por especialistas de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas (Afipa), organización que capacita anualmente a cerca de 3.700 trabajadores, profesionales y estudiantes ligados al agro, con el fin de minimizar los riesgos en la salud y el ambiente.
El taller contó con la asistencia del seremi de Agricultura, Juan Enrique Hoffmann, y del seremi de Salud, Richard Ríos, participando en él 23 fiscalizadores, quienes recibieron formación como monitores de buenas prácticas agrícolas en la utilización de fitosanitarios, capacitados para transmitir los aspectos involucrados en el desarrollo de estos productos, el manejo de riesgo y su uso seguro.
En la oportunidad, la encargada de Capacitación de Afipa, ingeniero agrónoma Roxane Flores, dio a conocer las regulaciones y recomendaciones asociadas al correcto almacenamiento, transporte y etiquetado de los productos fitosanitarios. Repasó, asimismo, las medidas a adoptar antes, durante y después de la aplicación de estos productos, al igual que el manejo de emergencias.
También detalló el funcionamiento del Programa de Manejo de Envases Vacíos, que bajo la gestión de Afipa, opera en todo el país a través de centros de acopio y puntos de recepción de envases y que finaliza con el reciclaje de los mismos.
Parte importante del taller fue la realización de actividades prácticas, donde los fiscalizadores pudieron experimentar la calibración de los equipos de aplicación y la dosificación, para culminar con un ejercicio final de aplicación, iniciado con la selección del equipo de protección personal adecuado y terminado con el triple lavado del envase, que lo transforma en residuo no peligroso.