24 marzo 2020.- Un 07 de junio de 1930 en Río Bueno nacía Gonzalo Carrasco Sandoval, hijo de don Armando Carrasco Navarrete y la señora Paulina Sandoval Rudolph, su hogar lo conformaban también dos hermanos y dos hermanas. Su padre se dedicaba a la fabricación de puertas y ventanas, más tarde adquiere un predio agrícola en el sector Diumén, camino a Lago Ranco.
Pero aún esta era sólo el comienzo de la historia de don Gonzalo Carrasco, uno de los más queridos fotógrafos de la ciudad de La Unión de antaño que, simultáneamente y con años de esfuerzo transformaría el sencillo taller fotográfico de los inicios en un gran local comercial, con sucursales incluidas.
Volviendo a la época de niñez y juventud, nos cuenta que, cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 1 de Río Bueno para continuar, por un tiempo, en la enseñanza secundaria como alumno fundador del Liceo de Río Bueno.
Posteriormente, parte a la ciudad de Calbuco, invitado por un tío que fuera de ser farmacéutico tenía una fábrica de conservas de mariscos, allí se produce su primer acercamiento formal con el mundo del trabajo, desempeñándose como supervisor de producción, pero casi tres años después debe cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, en el Regimiento Arauco de Osorno durante un año.
De regreso al hogar paterno, conversan allí sobre su futuro y gracias a contactos de su tío Armando Sandoval Rudolph, conocido comerciante y cineasta riobuenino, parte a Santiago con la finalidad de aprender las técnicas y secretos de la fotografía. Así, como un aventajado alumno se instala en el salón fotográfico de Foto Reis, aprendiendo allí a la toma de retratos artísticos de todo tipo, tan requeridos durante décadas. Simultáneamente, por las noches trabajaba en uno de los restaurante más característicos de la bohemia santiaguina de la década de los cincuenta, “El Pollo Dorado”, como fotógrafo haciendo retratos a los asistentes y que luego revelaba los rollos e imprimía las fotos y antes que terminara la velada nocturna vendían a los parroquianos… era la época en que este arte estaba lejos de ser alcanzado por la tecnología que hoy conocemos.
Transcurrido ese tiempo de preparación regresa a Río Bueno determinando que, el lugar escogido para instalar su taller sería la ciudad de La Unión, el que se ubicó en la calle Manuel Montt, luego de un año allí lo entusiasma don Edgardo Martínez funcionario del entonces Banco Osorno y La Unión para que arriende un local en la casa habitación que tenía en calle Esmeralda 781, jamás imaginó que allí permanecería por las siguientes décadas.
Sin embargo, el impulso de su negocio llega de la mano de quien más tarde será su esposa, la joven osornina Marta Walburg Guzmán quien viene a estudiar al Liceo de La Unión, se conocen y luego contraen matrimonio, formando así una familia a la que se integran más tarde sus hijos Yely Cecilia, Jaime Alberto y Carolina Andrea, quienes hoy viven en Santiago, La Unión y Valparaíso, respectivamente. También son orgullosos abuelos y bisabuelos.
Regresando al taller fotográfico de calle Esmeralda, esta propiedad es adquirida posteriormente por su suegro, eso les da mayor seguridad y comienzan la etapa de crecimiento y diversificación de la actividad inicial, aunque jamás abandona la fotografía, todo lo contrario, la va potenciando cada vez más con el avance de los tiempos, es así que alrededor de 1960 agregan muebles, menaje, artículos de regalo, juguetería, electrodomésticos, línea blanca en general, relojes, radios a tubos y a transistores y por supuesto en los años setenta en adelante llega el boom de los televisores.
Junto al crecimiento industrial de La Unión de otra época, sus principales clientes provenían, entre otras entidades, de las empresas Carbonífera Catamutún, Molino Grob, Linos La Unión, Iansa Rapaco y Colun. Así también, de acuerdo a sus ingresos, tienen acceso a una cómoda línea de crédito. Don Gonzalo nos manifestaba que: “en la calle me suele encontrar gente que ya ni me acuerdo, antiguas clientas que recuerdan que gracias a la confianza que deposité en ellas, adquirieron su primer televisor o una máquina de coser u otro equipo o electrodoméstico que hasta hoy lo mantienen…” Sin embargo, todo este tiempo de bonanza comercial que lo acompañó durante décadas llega a su fin en marzo de 2006 cuando decide, luego de 53 años de actividad, cerrar definitivamente el negocio que todos conocieron bajo el nombre de fantasía “Casa Real” y que por años también tuvo una sucursal en la misma calle, pero un par de cuadras más al sur, igualmente también dio origen a un tercer local denominado “Todo Hogar” ubicado en calle Letelier esquina Prat, aprovechando allí el local de la ex Casa Gantz.
Pero en ese más de medio siglo, compartió esta gran actividad en sus mejores tiempos con casi una quincena de funcionarios que formaron parte de la atención al público, oficina administrativa, laboratorio y estudio fotográfico. Obviamente, quienes alguna vez trabajaron en Casa Real y sus sucursales son muchos más, entre los que recordaba siempre don Gonzalo: “a la señora Nora Yaeger Patiño, jefe de la primera sucursal desde sus inicios; en el área de la fotografía un importante colaborador por algunos años fue el osornino Luis Glasinovic quien al partir en busca de otros rumbos, recomendó al joven unionino Hernán “Nano” Vallejos Cano, éste permaneció como fotógrafo profesional prácticamente por casi cuarenta años hasta el término del giro, Nano contó con el aprecio de todos”, puntualizaba.
Pero a pesar que, la fotografía y las actividades comerciales en general ocupaban gran parte de su tiempo, don Gonzalo busca el espacio para ingresar al Club de Leones de La Unión donde permanece por cuarenta y ochos años, sirviendo allí varios cargos directivos y brindando su silencioso apoyo y aporte a las obras sociales de la organización.
Otra de las instituciones que contó con su presencia, fue el Radio Club La Unión de la cual es socio fundador, ser radioaficionado para él fue una de sus grandes pasiones a la que dedicó una buena parte de su vida y de su tiempo, estableciendo lazos de amistad en Chile y el mundo, pero principalmente brindando apoyo y solución a muchas anónimas demandas de la población ante situaciones de catástrofe, donde el mundo de las radiocomunicaciones tiene una primordial importancia. Su identificación en el espectro radial era Charly Eco 6 Francia-Francia (CE6FF).
No podemos dejar de mencionar que la figura de don Gonzalo Carrasco, el querido “Chalo” para su familia, amigos y clientes, hace unos cinco años volvió a formar parte de la noticia debido a que, los integrantes del proyecto cultural denominado “La Unión de Historias” y miembros fundadores del Centro Cultural La Unión, Tamara Ocampo y Juan Pablo Jullian, logran que él accediera a donar su gran archivo de negativos, correctamente guardados y con detalle de su contenido en varios cuadernos, con la única finalidad de que sean clasificados y digitalizados permitiendo que los unioninos puedan reencontrase con su pasado a través de las imágenes que se estiman en más de trescientas mil de La Unión y su entorno que lo tuvieron como su creador a él y permitirán a las generaciones de ayer, de hoy y del futuro conectarse irremediablemente con el pasado de nuestra ciudad.
Finalmente, el Honorable Concejo Municipal lo declaró “Hijo Ilustre de La Unión” el 15 de febrero de 2019, a cuya ceremonia pública asistió en compañía de su familia para recibir emocionado este premio honorífico por su tremendo aporte a la cultura local.
Este martes 24 de marzo, a los 89 años de edad, Don Gonzalo Carrasco Sandoval, ha partido para siempre, dejándonos un gran legado.
Texto: Sergio Florín F.