Señor Director:
El gobierno decidió ponerle suma urgencia al proyecto de reforma constitucional que busca reinstalar el voto obligatorio, pensando en las siguientes instancias electorales. A lo anterior, se le pueden añadir los dichos de la diputada Pamela Jiles, la cual menciona que votará “en contra de cualquier acuerdo constituyente sin antes aprobar el voto obligatorio”, la diputada termina diciendo que “los partidos políticos quieren saltarse una vez más la democracia directa”.
Actualmente en Chile contamos con una democracia representativa, la cual consta de elecciones para escoger a nuestros representantes; ellos nutren su legitimidad política con votos, para luego, reproducir los intereses ciudadanos en la política. En una democracia directa, los ciudadanos constan de altas atribuciones, las cuales merman en algún grado el poder de los políticos, siendo este traspasado al “pueblo”, para así obtener el más alto nivel de involucramiento ciudadano.
Repensar nuestro sistema democrático no resulta nuevo. Sin embargo, lo imprescindible es no dejar al ciudadano de lado, y si utilizar nuestros mecanismos de participación vigentes, con el fin de perfeccionar y dotar de mejores herramientas digitales estos procesos. La salida no es forzar los procesos de participación, a través, del poder coercitivo del Estado, sino más bien promover la participación con responsabilidad y educación cívica. Cabe recordar, que la propuesta constitucional rechazada el 4 de septiembre contemplaba al menos dos mecanismos de democracia directa.
Sebastián Millán Calisto
Fundación para el Progreso