Desde hace varios días el exconcejal Mario Ortiz observó la presencia de espumas en el río Bueno, a la altura de la planta de tratamientos de aguas servidas Suralis. “De acuerdo a la ley las aguas servidas tratadas tienen que ir cristalinas, transparentes y sin ningún tipo de material de suspensión. Aquí no pasa eso, porque hay espuma, que avanza kilómetros. Los pescadores dicen que en toda la ribera sur las piedras están con musgos”, comenta Ortiz, quien es coordinador de medio ambiente de la ONG Artecrea.
Para él, esta situación constituye un peligro no sólo para la flora y la fauna del lugar, sino también la agricultura familiar campesina y los comités de agua potable rural río abajo.
No es la primera situación de contaminación similar que se vive en el Río Bueno, en marzo de 2022, cuando colapso la tubería del puente ferroviario de Cocule.
Por eso, espera que esta vez las autoridades tomen cartas en el asunto y terminen con un foco de contaminación a uno de los principales caudales de la provincia.
