A pesar del crecimiento en las exportaciones de productos lácteos, Chile sigue siendo un país deficitario en este sector, importando más leche de la que logra vender al extranjero. Así lo indica el último Informe de Coyuntura de Aproval, que revela un aumento del 18% en las exportaciones en 2024, alcanzando las 93.903 toneladas de productos lácteos. Sin embargo, este crecimiento no ha sido suficiente para equilibrar la balanza comercial del sector.
El informe destaca que, en términos de valor, las exportaciones sumaron 262,1 millones de dólares, un 16% más que en 2023. No obstante, las importaciones de lácteos en volumen superaron a las exportaciones en un 5%, alcanzando los 793 millones de litros equivalentes, lo que representa un 33% de la producción nacional.
Dependencia histórica de las importaciones
Desde finales del siglo XX, Chile ha dependido en gran medida de las importaciones para satisfacer su demanda interna de lácteos. Si bien el país logró alcanzar el autoabastecimiento en el año 2000, esta situación no se ha mantenido en el tiempo, debido al crecimiento del consumo interno y las fluctuaciones en la producción.
Las principales fuentes de importación siguen siendo Argentina, Estados Unidos y Alemania, con un aporte del 23%, 18,5% y 11,7%, respectivamente. En tanto, los principales destinos de exportación de los productos chilenos son Perú (22,2%), México (15,4%) y Emiratos Árabes Unidos (7,7%).
La “Ley de Etiquetado de Lácteos” y su impacto limitado
En un intento por incentivar el consumo de productos nacionales, el Gobierno implementó la Ley de Etiquetado de Lácteos, que obliga a identificar en los envases el país de origen de la ordeña. No obstante, los datos revelan que esta medida no ha generado el impacto esperado, ya que las importaciones han seguido creciendo.
El informe concluye que, si bien Chile ha avanzado en aumentar sus exportaciones, aún enfrenta el desafío de reducir su dependencia de las importaciones y fortalecer su producción local. Para lograrlo, se requieren políticas que incentiven la competitividad del sector, junto con medidas que garanticen el desarrollo sustentable de la industria láctea nacional.