Este 1 de septiembre no solo comienza un nuevo mes; también empieza a escribirse un capítulo histórico para Chile. La Reforma Previsional empieza a hacerse realidad de manera muy concreta, y con ella damos un paso gigante hacia un país más justo y solidario. Qué mejor manera de comenzar el Mes de la Patria que reconociendo el trabajo que nuestras personas mayores han realizado por este país.
No fue fácil. Quienes hemos seguido este proceso sabemos que hubo tensiones, puertas que parecían cerradas y más de alguna noche en vela. Pero cuando hay convicción, cuando se pone a las personas por delante, los imposibles se vuelven posibles. Un Presidente convencido de que era lo correcto y un equipo de ministros y ministras con manos firmes, miradas claras y una capacidad de diálogo que logró construir acuerdos en medio de un escenario adverso, pese a la resistencia persistente de la extrema derecha, que en más de una ocasión intentó frenar este avance.
Hoy, lo que importa son ellas y ellos: nuestras personas mayores. Las mismas que levantaron este país con su esfuerzo, que hicieron posible que hoy tengamos ciudades, escuelas, hospitales, caminos y también democracia. Por años esperaron que Chile les devolviera un poquito de todo lo que dieron, y esta reforma empieza a saldar esa deuda. No hablamos solo de dinero y pensiones: hablamos de dignidad, de permitir que la vejez sea vivida con seguridad, cariño y respeto. Que la “jubilación” pueda ser más una etapa de júbilo que de supervivencia, de tranquilidad y no de preocupación porque no alcanza la plata para los medicamentos.
Pero no podemos conformarnos. Si queremos un país que cuide a quienes lo construyeron, necesitamos seguir avanzando. Esta reforma es solo el primer paso de un camino más largo: el de un sistema solidario que no deje a nadie atrás. Porque una sociedad se mide, sobre todo, por cómo trata a sus personas mayores.
Hoy celebramos. Porque alguien se atrevió a creer que era posible, porque miles de personas pusieron su voz para exigir cambios, y porque por fin comenzamos a devolverle un poco de justicia a quienes la merecen desde siempre. Es el inicio de una nueva etapa… y también de una nueva promesa: que en Chile, envejecer será sinónimo de vivir mejor.
Por Juan Sebastián Guerra Hollstein, Seremi de Gobierno en Los Ríos.