La humedad de la madera es el parámetro de mayor relevancia en la emisión de contaminantes. De modo que el uso de leña seca y certificada debe ser una prioridad para los consumidores, privilegiando a los productores y comerciantes que ofrecen un producto de calidad que responde a las exigencias ambientales y del mercado.
En la Región de Los Ríos se está trabajando en un Acuerdo de Produccion Limpia con los productores y comerciantes de leña que busca certificar los procesos y las normas en conjunto con otros servicios públicos como CONAF y los Ministerios del Medio Ambiente y Salud, responsables de verificar en terreno las mejores prácticas disponibles para que el consumidor pueda usar leña seca y certificada, no se atente contra el medioambiente y contribuya a paliar los peligrosos índices de contaminación que padecen cada invierno las ciudades del centro-sur del país.
Según el director ejecutivo de la entidad, Jorge Alé Yarad, se trata de una iniciativa piloto de carácter nacional destinada a un número limitado de empresas productoras y comercializadoras situadas entre las regiones de O´Higgins y Aysén, que busca conocer las fortalezas y debilidades del rubro y potenciar la futura creación de un mercado formal y diferenciado de leña que garantice la calidad y origen del producto.
En el presente año, la seguidilla de preemergencias y emergencias ambientales registradas en Temuco y Padre de Las Casas, con niveles críticos de material particulado fino MP2,5 que han mantenido a sus habitantes “ahogados” en humo y con graves afecciones respiratorias, ratifican a la capital de La Araucanía como la ciudad con la peor calidad del aire del país.
Y el origen de esta alarmante realidad recae en las emisiones provenientes de la quema residencial de leña como medio de calefacción en el 90% de los hogares de esa ciudad, condición que se replica en otros centros urbanos del sur del país, como Rancagua, Valdivia, Osorno o Chillán, las que sufren de niveles más críticos que Santiago por la grave contaminación del aire, elevándose a la categoría de zonas saturadas por material particulado fino.
En Valdivia no se ha llegado aún a situaciones de polución extrema como para ser declarada como zona saturada; sin embargo, se ha superado en algunas oportunidades la norma de la calidad del aire durante este primer semestre y el problema puede ir en franco aumento si no se realizan acciones preventivas.
Según las últimas estadísticas del INE, un millón y medio de hogares en Chile se calefaccionan con leña y el 87% de ellos se sitúan entre las ciudades de Rancagua y Coyhaique. Asimismo, el 95% de la madera que se comercializa presenta un alto porcentaje de humedad, lo cual es muy perjudicial porque produce una combustión incompleta que libera gran cantidad de material particulado fino (MP2,5) respirable a la atmósfera, el más dañino para la salud humana por su alto contenido de monóxido de carbono y sustancias químicas tóxicas como el benceno, butadieno, el formaldehído, y los hidrocarburos poliaromáticos.
A raíz de los episodios de emergencia ambiental registrados en Temuco en junio pasado, las autoridades del gobierno regional y nacional restringieron el uso de estufas y chimeneas a leña debido al consumo indiscriminado de madera húmeda, afectando entre 30.000 y 40.000 familias de la zona. Sin embargo, se excluyeron los calefactores que funcionan con pellets y briquetas así como los que forman parte del Programa de Recambio Ambiental por una simple razón: utilizan leña con menos de 25% de humedad.
La humedad de la madera es el parámetro de mayor relevancia en la emisión de contaminantes. Y es por ello que el uso de leña seca y certificada debe ser una prioridad para los consumidores, privilegiando a los productores y comerciantes que ofrecen un producto de calidad que responde a las exigencias ambientales y del mercado.
Actualmente, la alta informalidad del mercado y la heterogeneidad del producto comercializado inducen a los consumidores menos informados a preferir la leña más barata y mojada en un alto porcentaje, constituyendo el primer factor determinante de la contaminación urbana.
De allí que una de las metas del APL es el mejoramiento de la calidad de la leña, la que no debe superar el 25% de humedad, para que las estufas y cocinas de combustión lenta funcionen a su real capacidad. Con ello, los consumidores no generan exceso de polución MP2,5 y logran significativos ahorros por la reducción del volumen utilizado y el mayor poder calorífico de la madera seca.
Este APL del sector Leña se suma a los esfuerzos público-privados que buscan privilegiar la adquisición de productos amigables con el medio ambiente, como el programa de recambio de calefactores a leña que promueve el Ministerio de Medio Ambiente, las acciones que viene desarrollando la Corporación de Certificación de Leña (CCL) y la entrada en vigencia de la nueva norma de calefactores a leña en octubre de este año, iniciativas que contribuyan a una mejor calidad del aire en el país.