Por Felipe Mansilla, Consejero General RN.
11 abril 2017.- Para nadie era un misterio que la Nueva Mayoría tenía fecha de vencimiento: era sólo esperar si esto sucedía con el término del mandato de la Presidenta Bachelet, o si se producía antes con algún acontecimiento que hiciere romper el elástico que ya venían estirando hace rato.
Con la renuncia de Ricardo Lagos en la carrera presidencial, se puso la lápida a un conglomerado de partidos que se unieron con un propósito netamente electoral y no dogmático, generando consecuencialmente de manera constante, discusiones al interior del gobierno en la mayoría de los temas.
De esta manera, el Partido Socialista decide apoyar a un candidato que no pertenece a la Nueva Mayoría en desmedro de uno de sus históricos. Por otro lado, el Partido por la Democracia queda sin candidato y seguramente terminará proclamando a Guillier, lo que provoca que Carolina Goic en el evento de someterse a primarias, parte en gran desventaja contra un candidato que contaría con el apoyo aparente de la mayoría del oficialismo.
Con la bajada del expresidente se da casi por hecho que la Democracia Cristiana vaya a primera vuelta y no se someta a primarias, quedando a la deriva en el centro político, donde deberán definir el rumbo que tomarán para los próximos años, si continúan incorporados en una coalición que cada día se izquierdiza más, o inician diálogos y gestos con los partidos de derecha más de centro, creando un nuevo referente político.
Lo único claro hoy, es que se ha producido el fin de la Nueva Mayoría y la elección presidencial de noviembre cada día se polariza más.