La Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos nos recuerda que la resistencia a los antimicrobianos (RAM) es una amenaza silenciosa, progresiva y profundamente interconectada. No compromete solo la salud humana o sanidad animal, sino pone en riesgo la salud de todos los seres vivos y la estabilidad de los ecosistemas. Por eso el lema de esta campaña es tan claro como urgente.
La RAM se manifiesta en infecciones que dejan de responder a tratamientos, en infecciones más prolongadas y en mayores tasas de morbilidad y mortalidad. Estas fallas terapéuticas no son azarosas: suelen aparecer tras tratamientos empíricos, uso prolongado de antimicrobianos o ausencia de diagnóstico. Cada decisión inadecuada incrementa la presión de selección que favorece la aparición de bacterias resistentes, afectando la salud animal, la seguridad alimentaria y la economía mundial, donde los sistemas más vulnerables son los más afectados.
A esto se suma un punto crítico: las bacterias zoonóticas y sus genes pueden pasar entre animales y personas, favoreciendo la circulación de cepas resistentes en ambos sentidos. Cuando esto ocurre, moléculas empleadas tanto en medicina humana como veterinaria pueden perder eficacia, reduciendo las opciones terapéuticas disponibles y complicando la atención de pacientes en ambos sistemas.
El rol del médico veterinario es determinante en prevenir esta pandemia. Cada decisión terapéutica debe partir del examen clínico, la toma de muestras y del cultivo y del antibiograma, incluyendo datos epidemiológicos, además del análisis necesario para asegurar la sensibilidad de las bacterias para la correcta selección del fármaco, en la dosis y duración precisas. No se trata de limitar herramientas terapéuticas, sino de garantizar que se utilicen solo cuando realmente se necesitan, evitando tratamientos innecesarios que aceleran la RAM.
Un aspecto vital en la lucha contra la RAM está asociado con la prevención de las enfermedades infecciosas. Mejoras en los programas sanitarios, como la implementación de bioseguridad, planes de vacunación estratégicos, manejo sanitario adecuado y prácticas que promuevan el bienestar animal reducen significativamente la necesidad de utilizar antimicrobianos.
Los avances recientes en diagnóstico, vigilancia y microbiología veterinaria han permitido comprender mejor cómo se relaciona la resistencia entre animales, humanos y ambiente. La medicina veterinaria aporta evidencia valiosa para orientar políticas sanitarias y apoyar prácticas responsables en el uso de estos medicamentos. Como médicos veterinarios somos responsables de orientar a productores, tutores de animales y comunidades, promoviendo decisiones que cuidan la salud de todos.
Esta semana es una invitación a reforzar la premisa que el uso consciente de antimicrobianos salva vidas, protege la salud de los animales y contribuye al bienestar de toda la comunidad.




