Seremi de las Culturas y Municipalidad de Valdivia impulsaron primera Escuela de Cultura y Arte Migrante

La iniciativa colaborativa que se extendió por cerca de dos meses incluyó talleres abiertos a la comunidad en general y otros dirigidos a estudiantes del Liceo Las Ánimas.

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En el salón municipal Región de Los Ríos se realizó la certificación de participantes en la Escuela de Cultura y Arte Migrante. La actividad marcó el cierre de la iniciativa colaborativa entre la Oficina de Migrantes, dependiente del Departamento de Interculturalidad de la Municipalidad de Valdivia, y la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio con su programa Interculturalidad e Inclusión de Migrantes.
El programa, que se desarrolló durante casi dos meses, incluyó talleres de teatro, danza, música, artes visuales y oficios creativos, que estuvieron abiertos tanto a personas migrantes como a la comunidad local, sin restricciones de edad ni requisitos previos. Asimismo, cuatro alternativas estuvieron dirigidas a estudiantes del Liceo Las Ánimas.
En palabras de la encargada de la Oficina de Migrantes de la Municipalidad de Valdivia, Andrea Quinchagual, la Escuela nació con el objetivo de generar “un espacio de integración real” en que las personas migrantes dejen de ser vistas únicamente como población vulnerable que necesita apoyo en materia legal o social y aparezcan como actores culturales activos que aportan con su diversidad al paisaje valdiviano.
“Quienes participan de los talleres relatan procesos de transformación personal: ganar confianza, romper el aislamiento, sentirse escuchados, conectar con aspectos de su cultura de origen o descubrir nuevas maneras de expresarse. Al mismo tiempo, las presentaciones públicas, en teatros, plazas y festivales, permiten que la comunidad local se acerque a estas prácticas, las reconozca y las incorpore como parte de la vida cultural de la ciudad”, afirmó.
El encargado en la Seremi de las Culturas del programa Interculturalidad e Inclusión de Migrantes, Pedro Muñoz, puntualizó: “Como seremi nos sumamos a la Escuela con un taller de confección de duendes para público general y cuatro talleres dirigidos a estudiantes del Liceo Las Ánimas, considerando que es uno de los establecimientos con mayor cantidad de escolares migrantes. También nos interesaba apoyar la generación de empleabilidad en los artistas migrantes, valorar el aporte cultural que hacen desde sus áreas y también como mecanismo de integración, a partir del cruce con la Mesa Regional de Artistas Migrantes que impulsamos desde el Departamento de Ciudadanía”.
Talleres en Las Ánimas
La entrega de la certificación buscó reconocer el proceso formativo de los participantes, destacando sus aprendizajes, talentos y aportes al fortalecimiento de una convivencia intercultural basada en el respeto, la creatividad y la diversidad. Lo anterior se complementó con una muestra de talentos artísticos presentado por los jóvenes del Liceo Las Ánimas.
Los talleres implementados en el establecimiento animeño fueron Cómic y narrativas gráficas con Raiko Gacitúa —cuyas creaciones fueron impresas en un librillo por el Club de Estampa, Punto de Cultura Comunitaria—; Dancehall con Gael Rodríguez; una experiencia que combinó yoga, juegos, danza y arteterapia con Río Rodríguez; y un taller de voz, técnica e interpretación con la cantante Zarabela.
 
“La implementación de los talleres fue una experiencia profundamente enriquecedora para nuestros niños y niñas. Nosotros tenemos sello artístico, deportivo y medioambiental y por eso sabemos que el arte y la cultura cumplen un rol fundamental en su bienestar socioemocional. Esto les permite expresar emociones, fortalecer la autoestima, desarrollar la creatividad y también construir vínculos más respetuosos y colaborativos”, dijo Mirtha Hernández, directora del Liceo Las Ánimas.

“Esta iniciativa pone en valor el talento y la diversidad cultural presente en nuestra comunidad y reconoce el aporte de los artistas y profesionales del Ministerio de las Culturas, así como de la comunidad migrante, porque sus saberes y sus experiencias, y también sus formas de trabajar, enriquecen de manera significativa nuestro entorno educativo”, añadió sobre las actividades que culminaron este jueves con la presentación de Bendita Bandita.
Mixtura
Para los impulsores de la iniciativa, la decisión de abrir los cupos a la comunidad en general también fue clave. Lejos de reforzar la idea de que lo migrante es un asunto que compete solo a quienes llegan desde otros países, la Escuela propuso esta mixtura como punto de partida: personas nacidas en Valdivia comparten sala con participantes provenientes de distintos países y trayectorias, construyendo un lenguaje común a partir de la práctica artística. De este modo, el aprendizaje no solo pasa por conocer otras tradiciones, sino por experimentar la posibilidad de habitar un mismo espacio desde la diferencia y el respeto mutuo.
Para la artista finlandesa Mia Aaltonen, a cargo del taller “Confección de duendes” —en el que guio a personas adultas en el modelaje de piezas con masa y vestuario a partir de telas recicladas—, compartir la tradición de los duendes nórdicos con personas de distintos orígenes es una manera concreta de demostrar que “cuando uno conoce más otra cultura y su gente, creencias y hábitos, hay menos miedo y odio”.
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