Grupo etario de entre 40 y 64 años es el más ausente de los controles preventivos y, por ende, es el de más alto riesgo para desarrollar cáncer de cuello del útero.
La Unión, en los últimos años, ha mantenido su cobertura de tamizaje PAP cercana al 60%, y lo recomendable es alcanzar o sobrepasar el 80% para garantizar la pesquisa oportuna de cáncer cérvico uterino.
En Chile, cada 14 horas muere una mujer a causa de cáncer de cuello uterino, lo que implica más de 700 mujeres anuales producto de las consecuencias de no haber detectado tempranamente la presencia de este mal que, tratado a tiempo y adecuadamente, permite a las mujeres recuperarse totalmente.
“El problema radica en la ausencia a los controles preventivos que se realizan mediante el examen comúnmente conocido como PAP (Papanicolaou), especialmente en las mujeres mayores de 40 años, que ya han terminado su vida reproductiva, lo que dificulta mantener los controles permanentes de esas mujeres”. Así lo explica el equipo de matronas del CESFAM de La Unión, que se encuentran empeñadas en aumentar la cobertura de controles que no supera en la actualidad el 60 por ciento.
Las matronas Clara Tapia -con 24 años de servicio en el CESFAM Alfredo Gantz de La Unión- y Fidelina Villagra, junto a las alumnas de obstetricia de la Universidad Austral, Emily Flores y Andrea Rojas, quieren lograr que las mujeres que hace tres años o más no se hacen el examen preventivo asistan al centro de salud, puesto que integran el grupo de más alto riesgo.
“El problema radica en que muchas de esas mujeres están esterilizadas o han terminado su vida reproductiva –explica Clara Tapia- y por eso tenemos un alto porcentaje de inasistencia desde el año 2009, lo que representa un riesgo importante, porque si pasan 5 años puede ser demasiado tarde en la detección de alguna anomalía”.
Para la alumna de obstetricia, Emily Flores, quien realiza su internado en el CESFAM de La Unión, “hay poca adherencia debido a mitos, mala información y miedos infundados”. Luego puntualiza que “muchas mujeres asisten a visita médica cuando siente algún dolor, pero el cáncer cérvico uterino es indoloro e invasivo, por lo que es de vital importancia el examen preventivo para que reciban tratamiento a tiempo ya que es completamente curable en la detección temprana”. Acota que, “las mujeres en general no han tomado conciencia sobre el auto cuidado y la prevención de la enfermedad, y eso es algo que nos gustaría revertir”.
Un estudio realizado en Santiago, detectó barreras psicológicas significativas para la acción de tomarse el examen: miedo, a obtener un resultado adverso, al dolor del examen o a la falta de higiene del material (espéculo); pudor, porque el examen fuese tomado por un varón o por la presencia de personas extrañas en el box de atención; creencias erróneas, que es sólo para mujeres jóvenes, en edad sexual activa, que el PAP corre el DIU y errores de información, contenidos en un folleto oficial en que se señalaba que el PAP sirve para prevenir el cáncer y no para detectarlo precozmente. Esto llevó a un cambio en las estrategias y piezas comunicacionales de manera que incluyan mensajes que aborden estas barrera. Por ello, en La Unión se busca mejorar la percepción, eliminar mitos y creencias erróneas entre las usuarias de entre 25 y 64 años, edad en la que se debe realizar obligatoriamente el examen preventivo.
La matrona Clara Tapia, subraya que “hemos hecho esfuerzos muy grandes para ampliar la cobertura, pero no hemos logrado que la cifra de mortalidad baje en dos décadas, sino que se mantiene inmodificable y principal problema se presenta con las mujeres entre 40 y 64 años, considerado el grupo de más alto riesgo, por lo que estamos intensificando el llamado para que asistan a sus controles”.
Emily Flores, nos explica que “en el hospital de Valdivia el trabajo del equipo oncológico lo conocía de cerca y puedo dar fe de que las personas derivadas con alguna anomalía recibe atención rápida, oportuna y eficiente”. Luego agrega que, “la gente queda muy satisfecha con la atención que los especialistas entregan, ya que la detección temprana permite prevenir el desarrollo de la enfermedad con un tratamiento adecuado”.
Actualmente, las mujeres que asisten a controles de embarazo y lactancia, como también las que solicitan métodos anticonceptivos, son el grupo sobre el que existe una mayor cobertura de atención. Entre las usuarias que marcan ausencia está la población rural, las que pueden ir a las postas de su sector a solicitar la atención correspondiente.
Por otra parte, para poder atender adecuadamente la demandan de exámenes PAP, el equipo del consultorio aclara que el día miércoles de cada semana está apartado exclusivamente para la toma de muestras, y las personas que trabajan pueden también asistir en la jornada de extensión horaria de 17 a 20 horas.
La implementación de un número telefónico de dedicación exclusiva al tema, es otra de las medidas que busca facilitar el acceso para solicitud de horas e información. El número 472312, está siempre disponible para ello, nos aclaran las profesionales.
“El único trámite que las mujeres deben realizar es la solicitud de ficha, lo cual nos permite también aplicar el examen de detección precoz de cáncer de mamas, otro de los flagelos que duplica el número de mujeres que cada año mueren por ese tipo de cáncer, en comparación con la patología de cáncer cérvico uterino”, nos aclara la profesional Clara Tapia. Luego acota que, “hoy disponemos de la tecnología y los medios para prevenir adecuadamente este tipo de enfermedades, pero necesitamos de que las mujeres tomen conciencia sobre la prevención y el auto cuidado”.
Hoy, nos explican las profesionales del CESFAM, “existe una vacuna en contra del virus papiloma, causante de la enfermedad, pero es inaccesible por el costo para el común de la población”. No obstante –acotan- “si se vacunan no implica que no deban realizarse periódicamente los controles preventivos”.
CÁNCER CÉRVICO UTERINO Y EXAMEN PREVENTIVO
El cáncer cérvico uterino, una clase común de cáncer en la mujer, es una enfermedad en la cual se encuentra células cancerosas (malignas) en los tejidos del cuello uterino. El cuello uterino es la abertura del útero, el órgano hueco en forma de pera donde se desarrolla el feto, y lo conecta con la vagina (canal de nacimiento).
El cáncer cérvico uterino suele crecer lentamente por un período de tiempo. Antes de que se encuentre células cancerosas en el cuello uterino, sus tejidos experimentan cambios y empiezan a aparecer células anormales (proceso conocido como displasia). La prueba de Papanicolaou generalmente encuentra estas células. Posteriormente, las células cancerosas comienzan a crecer y se diseminan con mayor profundidad en el cuello uterino y en las áreas circundantes.
Ya que en general no hay síntomas asociados con el cáncer cérvico uterino, el médico debe hacer una serie de pruebas para buscar el cáncer. La primera prueba es la de Papanicolaou, que se lleva a cabo usando un pedazo de algodón, un cepillo o una espátula de madera pequeña para raspar suavemente el exterior del cuello uterino con el fin de recoger células. La paciente puede sentir algo de presión, pero generalmente no se siente dolor.
Si se encuentra células anormales, el médico tendrá que extraer una muestra de tejido (este procedimiento se conoce con el nombre de biopsia) del cuello uterino y lo observará a través del microscopio para ver si hay células cancerosas. Para efectuar una biopsia sólo se necesita una pequeña cantidad de tejido y puede hacerse en el consultorio médico. Si para hacer la biopsia el médico necesita extraer una muestra mayor en forma de cono (conización), la paciente quizá tenga que ir al hospital.
El pronóstico (posibilidades de recuperación) y la selección del tratamiento dependen de la etapa en que se encuentra el cáncer -si se encuentra en el cuello uterino o si se ha diseminado a otros lugares- y el estado de salud en general de la paciente.